El cráneo vacío, más que una ausencia, es un espacio de posibilidad, un contenedor de pensamientos, emociones y recuerdos en perpetua metamorfosis. Sobre él, fragmentos de mármol levitan, como ideas en tránsito, como piezas de un yo en constante reconstrucción. Esta suspensión desafía la gravedad y la lógica, sugiriendo que la mente trasciende los límites físicos y materiales.

El arco formado por los fragmentos no solo es una estructura compositiva, sino una representación de la interconexión esencial para la evolución personal. Nos construimos y deconstruimos no en aislamiento, sino a través de las experiencias, las influencias y las interacciones que moldean nuestra identidad. Es en ese intercambio, en esa conexión entre lo tangible y lo intangible, donde reside la posibilidad de transformación.

La elección de dos tipos de mármol refuerza esta tensión complementaria: el mármol de Carrara, con su blancura impoluta, evoca la razón, la claridad y la lógica; el mármol rosa de Portugal, con su calidez orgánica, alude a la emoción, la intuición y la subjetividad.

En su conjunto, Deconstruidos es una invitación a reflexionar sobre la identidad como un equilibrio inestable, sobre la manera en que construimos y deconstruimos nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. Es un recordatorio de nuestra naturaleza compleja y en evolución, un testimonio esculpido de la dualidad y la interdependencia que nos define.